Me gustas, como me gustan las flores de un jardín, sintiendo la necesidad de verlas, tocarlas y decirles cosas hermosas que alimenten su alma y las hagan crecer radiantes y vistosas.
Me gustas al hablar, al escuchar, al reír y hasta al llorar; disfruto el instante que la vida nos da; con los ojos abiertos y cerrados te logro contemplar.
Te deseo, te deseo con la fuerza que provoca cada día al ver la luz de un nuevo amanecer y saber que sigo viva; con la inocencia de un niño al sonreír y con la inmensidad que se refleja en mis ojos al mirar el infinito mar.
Te deseo, porque tengo mucho que esperar, mucho que disfrutar y porque has despertado en mí la necesidad de experimentar.
Te quiero, te quiero de una forma limpia y transparente; como se quiere sin mentiras y de verdad, desnudando alma, cuerpo y corazón, arriesgando y poniendo a prueba la felicidad al sentirme vacía cuando te vas, solo con la ilusión de que regresaras.
Te quiero por quien eres cuando estas conmigo y por lo que yo soy cuando estoy contigo, has abierto un mundo mágico en el que jamás me vi entrar y en donde ahora camino sin vendas y en total libertad.
Y ahora te amo, te amo después de todo lo demás; esta es la etapa a la que no imagine llegar, te amo sin tocarte, sin hablarte, sin mirarte; te amo en la ausencia, en la alegría, en la tristeza y en la enfermedad. Ya no eres gusto ni deseo, ahora eres mucho más.
Te amo con la gracia y bendición que Dios me da, te amo en cualquier lugar y sin mirar atrás, eres el presente que no logro conquistar, el pasado que disfruto recordar y el sueño que por mucho tiempo se hizo realidad.
Y ahora te amo….aunque no te escucho, no te siento y no te puedo acariciar…porque sencillamente tú ya no estas.
TERE QUINTANILLA
