domingo, 20 de diciembre de 2009

AFGANISTAN 2


AFGANISTAN…LA ENCRUCIJADA DE OBAMA.



Por:  Patricio Gonzàlez Quintanilla.  patgq52@gmail.com


La guerra en Afganistàn, entra en su noveno año sin que Estados Unidos y sus aliados consiguieran algo màs que el fortalecimiento del Talibàn en todo el territorio, la expansiòn del tràfico de heroìna y la infiltración de la influencia talibana y de sus actividades desestabilizadoras en Pakistàn, llevados de la mano por la organización terrorista Al-Qaeda.


Las màs recientes declaraciones del presidente Obama, en el sentido de que reduce la escala del conflicto a sòlo “evitar que Al-Qaeda tenga un refugio seguro” en Afganistàn, se traducen en el envìo de 30 mil tropas adicionales (mas aprox. 5 mil de la OTAN), para reducir a un estimado, según fuentes de inteligencia, de sòko 100 terroristas de esa organizacìòn aùn operativos en territorio afgano. La mayorìa de los efectivos de Al-Qaeda en esa regiòn del mundo, opera, desde hace tiempo, desde la vecina Pakistàn.


El Talibàn y su lìder Mullah Omar, por su parte, dificultan las operaciones de las fuerzas de ocupación, mediante una campaña de hostigamiento y amenazas sobre la población de aldeas y comunidades rurales que colaboren con esas tropas de un modo u otro. Es evidente el èxodo del comercio y de otras actividades productivas en regiones donde patrullan o establecen bases temporales los destacamentos militares de occidente.  


El gobierno del presidente afgano Karzai, que dìò muestras de debilidad y corrupción en las recientes elecciones, sòlo manifiesta el hecho de que, aparte de la amenaza del Talibàn, ahora tiene que tratar de contrarrestar las milicias opositoras y las de los caciques tribales asociados a las mismas, situación que se ve muy difícil de llevar a cabo, aùn con el apoyo estadounidense.


El plan de la coalición de ocupación y el gobierno afgano, para conformar un ejèrcito nacional de 400,000 efectivos que proporcione un nivel de seguridad mìnimo en las ciudades, no parece ser realista, ante los antagonismos que se presentan entre las principales etnias. Las fuerzas armadas actuales, de 90,000 efectivos, estàn compuestas por afganos del norte o Tajiks, los cuales son vistos con recelo por los Pashtùn del centro y del este, asì como por otras comunidades tribales. Ademàs, sus efectivos son poco confiables para presentar batalla y al menor riesgo recurren a la deserción.


De no conseguirse la meta de 400 mil efectivos para el ejèrcito afgano, los Estados Unidos difícilmente podràn comenzar a retirar efectivos a partir de mediados de 2011, como lo hizo entrever el presidente Obama.


Estados Unidos tampoco puede darse el lujo de escalar este conflicto por mucho tiempo màs, dada la debilidad de su economìa. Mientras que a ese paìs le tomò 233 años acumular una deuda nacional de 1.4 trillones de dòlares, esta se proyecta se duplique en el perìodo 2010-2020. Los déficits presupuestales van en aumento, de la cifra  rècord de 1.42 trillones de dòlares en 2009, a un estimado de 2.0 trillones para 2010. 


La guerra en Irak, tras seis años de ocupación, les ha costado la friolera de un trillòn de dòlares, sin mayor beneficio econòmico hasta ahora de que el grupo Exxon-Mobil participe en la explotaciòn de uno sòlo de los múltiples yacimientos licitados por ese paìs. 


El Departamento de Defensa recientemente proporcionò la cifra de lo que le cuesta cada soldado (con todos los equipos asociados) en Afganistan, por año: Un millòn de dòlares. El argumento sobre el alto costo se debe a que se trata de un paìs insular y lejano, donde la mayorìa de los suministros y equipo pesado son transportados por aire, completàndose la logìstica del abastecimiento a traves de rutas terrestres en territorio paquistanì, que son continuamente atacadas por el Talibàn.     De cualquier manera, esta declaraciòn del Secretario de Defensa atrajo la atención de los inspectores de la GAO ò Oficina de Contabilidad del Gobierno


Sin considerar la asistencia econòmica billonaria que proporciona al gobierno afgano, Estados Unidos se enfrenta, a partir del año 2010, a mantener un ejercito de cien mil efectivos, a un costo de 100 billones de dòlares por año.


¿Porquè enviar màs tropas a una causa que se ve perdida en todos los aspectos, con unos costos asociados tan exorbitantes y con una meta tan absurda?


Todo indica que, a pesar de ser una guerra cada vez màs impopular, el apoyo por mantenerla se da en las altas esferas del gobierno por ambos partidos, republicano y demòcrata, y por la poderosa extrema derecha del poder econòmico y de las grandes empresas de armamentos, forzando al presidente Obama a tomar tal decisiòn.   Pesa enormemente el riesgo polìtico que significarìa para la institución presidencial el perder la mayorìa en la Càmara de Representantes en las elecciones del 2010, tras su baja de apoyo polìtico al haber anunciado previamente el retiro total de las tropas en Irak en el año 2011.


Fuentes: US-DoD; A.D. Borchgrave; IP. PGQ-XII-2009.


 


 


 


 


 


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